miércoles, 20 de mayo de 2020

Una crisis previsible.


El cambio climático ha instalado la necesidad de re plantear el modelo de desarrollo centrado en el uso de combustibles fósiles, el pilar que ha sostenido a la civilización humana durante las últimas décadas y que de acuerdo a todos los análisis técnicos es el gran responsable de la debacle socio ambiental que vive nuestro planeta. El debate interpela a los líderes mundiales, se firman acuerdos, se promueven cambios a la matriz energética y en algunos casos donde el negacionismo tiene más presencia, se desconocen los acuerdos y se menosprecian los papers con evidencia científica. La atención mundial hoy está desplegada en el Covid 19, quizás como un anticipo al derrumbe total anunciado por los síntomas del cambio climático. La expansión de la Pandemia y la inoperancia e improvisación de muchos Estados ha develado la fragilidad de la estructura política, económica y social a la que con tanto ahínco e infructuosa persistencia se aferran los Gobiernos. Resulta curioso que la urgencia del debate llega como reacción a una crisis previsible, una vez que el pánico está desatado en la sociedad, cuando el confinamiento resulta ser la mejor estrategia para resguardar la salud y evitar así el colapso del sistema sanitario. No fuimos capaces de entender que la incertidumbre sobre el futuro no la instalaron los medios, tampoco los informes diarios de la autoridad sanitaria, ni el avance progresivo de un virus frente al cual solo queda ocultarnos y resistir con toda la capacidad de nuestro sistema inmune, sino las múltiples advertencias que daban cuenta de una crisis ambiental en ciernes con inevitable impacto en toda la biodiversidad, incluida la especie humana. Frente a este desolador panorama una y otra vez venció la burocracia, los intereses de los inversionistas que lucran a costa de la industria extractiva, el pregón religioso de los adalides del capitalismo, la inamovilidad de la estructura de poder donde quien ostenta la cúspide de la pirámide siempre es quien controla el mercado gracias al maridaje ilegítimo con la casta política. El año 2019, Chile vivió una de las rebeliones populares más importantes de su historia contemporánea, voces que clamaban por una sociedad de derechos y equidad, donde el cambio a la Constitución como instrumento que establece nuestra relación con los diversos poderes del Estado se alzaba como una demanda que interpelaba a un cambio estructural en la forma de entender la política y la participación ciudadana a partir de sus múltiples miradas, sin caudillos como voceros que pudiesen insistir en desgastados paradigmas. El 2019 fue también el segundo año más cálido del planeta desde que se tiene uso de medición instrumental y la última década la más cálida jamás registrada y es muy probable que debido al aumento progresivo de las concentraciones de gases de efecto invernadero que la temperatura del planeta vuelva a elevarse por sobre los recientes registros históricos. No fuimos capaces de asumir que la alteración de los ciclos habituales de cada estación, la falta o excesos de lluvias, el derretimiento de enormes glaciares, el aumento en el nivel del mar y la desaparición de diversas especies de flora y fauna eran una advertencia suficiente para entender que el planeta está dando señales de una patología crónica y que desde nuestro país (como desde tantos otros) es provocada por la infección de las industrias extractivas que siguen explotando de manera irracional bienes naturales finitos sin considerar los múltiples impactos a los ecosistemas provocados por su lastre productivo, así como también a las comunidades que los habitan. Las emisiones de gases de efecto invernadero se han incrementado exponencialmente en los últimos años a pesar de las múltiples advertencias sobre las consecuencias del cambio climático, en cambio los Estados que han escuchado las sugerencias, han impulsado tímidas medidas que siempre priorizan el flujo económico y los plazos de implementación de las nuevas tecnologías, las que en su mayoría no logran romper con su dependencia de los combustibles fósiles. Es la oportunidad para que el capitalismo verde se frote las manos y entre en escena con toda su eco demagogia, en particular en aquellos países liderados por pusilánimes gobernantes sin conocimiento ni sensibilidad medio ambiental. Hoy más que nunca se necesita dar paso a un nuevo paradigma, fuera de los grandes discursos del capital y de la izquierda ortodoxa como espontánea contraparte, un nuevo modelo de desarrollo que supere al extractivismo como estrategia productiva y que ponga en relevancia al ser humano como parte de la naturaleza en relación de equilibrio. . El capitalismo adolece de una falacia estructural que lo hace absolutamente inviable, para sus ideólogos el contexto ambiental y sanitario jamás develaría las fisuras de su modelo, sin embargo, la evidencia dejó de ser simple especulación, seguir creyendo en el desarrollo como el propósito del crecimiento ilimitado en un planeta con bienes naturales finitos, en la auto regulación de los mercados en medio de crisis y recesión, en la concentración del capital sin prever la indignación y rebelión de los excluidos/as ni en la proliferación mundial de las voces que demandan probidad en la clase política e igualdad derechos, anuncian la necesidad de replantear la organización de los Estados y una nueva economía, donde el cooperativismo, la posibilidad de revertir el despropósito de la expansión ilimitada y al ser humano en sus múltiples dimensiones como parte integral de la naturaleza aparecen como alterativas para mitigar el inminente colapso. Para algunos, los feligreses de la expansión humana/tecnológica/financiera/extractiva, este momento jamás llegaría y es altamente probable que en vez de replantear sus fervientes convicciones atendiendo a necesidades que nunca quisieron ver, ya estén barajando las posibilidades para rentabilizar la crisis a partir de  soluciones que siempre van a eludir las transformaciones estructurales que el planeta, sus ecosistemas y quienes los habitamos hoy con urgencia exigimos. Muy probablemente frente al negacionismo, la resistencia y la inoperancia de los administradores del poder, la organización social comience a dar luces de nuevas formas de interrelación, quizás de forma testimonial, pero serán pequeños faros que indiquen otros caminos, tal vez ya recorridos y no exentos de errores, pero que podrían ser nuevos referentes ante tanta hegemonía. Mientras se eluden las lecturas de fondo, el Ministerio de Educación Chileno insiste en un currículum que excluye las herramientas que pueden proveer de soluciones para la crisis del futuro y la actual coyuntura. A los niños y jóvenes de hoy les depara un futuro que de no mediar una revolución tecnológica, científica, ética, ecológica y social a gran escala (con los evidentes costos colaterales que ello implica) será muy complejo sobre llevarlo, la educación debiese tener como eje vertical la construcción de una sociedad a partir de la cooperación, la solidaridad, la participación y la inclusión, la creatividad, la resolución colectiva de conflictos, el auto conocimiento, la empatía, el respeto por el entorno y la sostenibilidad, herramientas que más allá de ser ejes transversales, muchas veces invisibles frente a la dictadura del contenido y los programas curriculares, con urgencia deben alzarse como la piedra angular del ser humano del futuro. La educación se encuentra encapsulada en las limitadas posibilidades que ofrece la “instrucción a distancia” como un instrumento dependiente de la conectividad y los recursos tecnológicos de que disponen las familias, muchas de ellas por esa simple razón no considerada en la lógica de los asesores expertos, ya son excluidas del proceso formativo de sus hijos. El caos es predecible, se nos anticipa, nos grita a la cara, pero la indolencia de nuestros gobernantes y la complacencia con su inoperancia nos convence de que la crisis es cosa de ciencia ficción o de un futuro imaginario.

Joel González Vega

Profesor Artes Musicales
Poeta, Músico de Al Otro Pueblo
Activista Socio ambiental.











sábado, 16 de mayo de 2020

¿CULTURA VÍA STREAMING O EL APAGÓN A TRAVÉS DE UNA PANTALLA?



La necesidad de confinarnos, esa odiosa restricción que abruptamente alteró nuestras costumbres cotidianas se transformó en un escenario social, cultural, económico frente al cual no estábamos preparados. El temor a estar expuestos al contagio nos distanció de los espacios comunes donde habitualmente nos reuníamos. El mundo de la cultura, sostenido por creadores, recopiladores, intérpretes y muchos otros ligados a la gestión y producción, hoy está enfrentando una crisis que junto con pegar sus peores coletazos (sobre todo en términos económicos) ha brindado nuevas oportunidades, claro está, como forma de mitigar el daño producido. Las plataformas de internet vía Streaming han cambiado el telón y las luces por las frías pantallas de un PC. El acceso a nuevas tecnologías ha permitido por ejemplo, que muchos músicos puedan hacer registro de sus interpretaciones a través de un celular o presentar su trabajo creativo a través de videos elaborados con sencillas aplicaciones o programas de edición cada vez más al acceso del usuario promedio. Así mismo, se abren espacios de exhibición en salas de arte virtual, obras de teatro, conciertos de destacados artistas que liberan su trabajo a través de Youtube, bibliotecas que ofrecen descarga gratuita de su catálogo, no obstante, a pesar del amplio acceso a productos culturales antes inalcanzables, queda claro que los recursos disponibles comienzan a reiterar los formatos, porque reinventar la experiencia cultural lejos de la presencia real del espectador y la infraestructura adecuada para ella, no logra homologar las condiciones que por siempre han sido parte importante de todo esfuerzo creativo. En ese distanciamiento, la relación entre el actor cultural y el espectador virtual comienza a restringirse a la práctica del zapping, lejos del compromiso de presenciar una obra completa y muchas veces sin valorar los múltiples esfuerzos tras una presentación en tiempos de pandemia, la posibilidad de apagar el PC es lo que define el vínculo. En eso de entender el acceso a la cultura a partir de la gratuidad, todo un segmento de trabajadores del arte se ve gravemente perjudicado, para ellos el oficio creativo es un complemento a un sueldo o bien su principal sustento económico y las redes de internet ofrecen pocos instrumentos de protección que les permita cierta estabilidad, más aún, en el impredecible contexto de hoy. La cultura es dinámica, pero de a poco comienza a ponerse monótona, el espectador lejos de ser parte de las transformaciones culturales se visualiza así mismo como una cobaya dentro de una jaula y el creador surge como catalizador de las nuevas neurosis colectivas, incluidas las suyas. Quizás un nuevo apagón cultural está en ciernes, el que quizás llegó mucho antes para aquellos que carecen de conectividad o no poseen alguna pantalla portátil para ver los últimos Streaming de la jornada. Por lo pronto el acceso a algunos bienes culturales sigue siendo  testimonio de la profunda inequidad que vive este país.

Esta columna fue publicada por el periódico El Observador en su edición del día viernes 15 de Mayo 2020


Joel González Vega
Profesor de Artes Musicales,
Poeta, Música de Al Otro Pueblo,
Activista Socio ambiental.



lunes, 10 de febrero de 2020

Al Otro Pueblo, 23 años de música desde el interior.

En la comuna de Limache existe una expresión popular referida al acto de dirigirse al sector del pueblo ubicado cruzando el puente, cuando los vecinos del pueblo se suben a la locomoción colectiva es común que le digan al chofer "me lleva al otro pueblo". Al Otro Pueblo es una de esas expresiones que definen la identidad de una comunidad como parte de la tradición oral más propia de un pueblo que durante años vio dividida sus tierras por un estero que nutría de vida el valle de La Campana. Hoy por ese estero casi no circula agua, por donde era su curso natural en cambio existe un camino vehicular, parte importante de la fisonomía urbanística patrimonial y los espacios abiertos son constantemente amenazados por proyectos inmobiliarios en una comuna que carece de un diseño estratégico centrado en la sostenibilidad y en el resguardo de nuestro patrimonio cultural y natural. En este transito histórico de degradación de nuestro entorno natural, de desvinculación con la herencia cultural y de falta de credibilidad en la clase política y en muchas instituciones públicas, un grupo de amigos/as deciden hacer de la música el relato de lo que en estas tierras confluye. En 1997 nace una banda que toma prestado el nombre "Al Otro Pueblo" del relato oral popular y esto no es casual, porque el sentido de muchas de sus canciones tienen que ver con la vida en comunidad, los lugares comunes, sus personajes e historias. Hasta la fecha un disco larga duración, su incorporación en 4 discos compilatorios y un reciente EP con cinco nuevas composiciones es parte de la producción creativa que espera para los próximos meses entregar nuevas sorpresas musicales. Al Otro Pueblo es probablemente una de las agrupaciones de música original más longevas de la provincia del marga marga en un contexto donde la opción por el eclecticismo estilístico no siempre cobija la certeza de un circuito dispuesto a la sorpresa, pero es parte del riesgo asumido y en ese andar son varios los conciertos en la 5a región y Santiago, algunos reconocimientos en festivales y encuentros musicales así como algunas notas de prensa y programas radiales que han cubierto parte de su trayectoria, pero Al Otro Pueblo también ha sido un instrumento de difusión de la resistencia a la devastación impulsada por las empresas y los distintos gobiernos que han privilegiado los intereses privados por sobre la calidad de vida de las comunidades, así desde el escenario nos han dejado en claro el No a la termoeléctrica Los Rulos, el rechazo al TPP11 y la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo en equilibrio con la naturaleza. Actualmente Al Otro Pueblo está conformado por Andrea Escobar (voz), Rodrigo Arratia (Saxos, voces, EWI), Iván Araya (Batería), Bastián Verdejo (percusiones, acordeón y voces), Waldo Verdejo (bajo, voces), Patricio Quiroz (Guitarra, teclados) y Joel González (Flautas, teclado, guitarra). En un nuevo aniversario de Al Otro Pueblo, comparto parte del material audio visual disponible en Youtube y algunos enlaces de prensa que recopilan la historia musical de la banda.

VIDEOGRAFÍA DE AL OTRO PUEBLO

CONCIERTO "20 AÑOS"

La Ciudad

                                         

La Ciudad Imaginaria


Disidencias

                                          

Las últimas Campanas

                                          

El Patio de los niños

                                         

                                                                     La Feria


CLIPS

Ya no escribirá más canciones el loco



Círculo Invisible



                                          

La Ciudad



La Regia Orquesta

                                          


Vendrán Lluvias Suaves

                                          


Making Of  "La Regia Orquesta"



CONCIERTOS VARIOS

La Nación Ficticia


Psicodrama de una ruptura amorosa común



LaChupilca del Diablo






                                                                    Bossagua

 

Círculo Invisible

                                        

Un delirio de Libertad

                                       


El Patio de los niños

                                      


La Ciudad Imaginaria

                                     

EP "NUESTRA CANCIÓN"

                                    


ENLACES NOTAS DE PRENSA Y REFERENCIAS EN LA WEB























viernes, 7 de febrero de 2020

Un tributo pendiente al poeta Jorge Teillier

Conocí la poesía de Jorge Teillier a los 16 años, fue a través de "Los dominios perdidos", una antología seleccionada por Erwin Díaz y editada por el Fondo de cultura económica. Leer sus evocaciones, el trasvase generacional de aquellos años donde lo simple era atesorado como el ánfora de una ética donde lo imaginario no es amenaza, fue como si sus poemas describieran a mi propia aldea, construida por los relatos de la infancia de mi tío y de mi madre y por los sobrevivientes de un pasado que aún persiste en mi querido Limache. En 1996 yo era presidente del Centro de estudiantes de la Carrera de Pedagogía en Música de la Universidad de Playa Ancha y estábamos proyectando un homenaje en la Facultad de Artes a este poeta que ya convocaba la atención de muchos jóvenes, pero que era sistemáticamente olvidado por la institucionalidad cultural (jamás recibió el premio nacional de Literatura, con méritos de sobra para obtenerlo). Lo más probable es que Teillier no hubiese asistido, años después supe de su resistencia a homenajes o entrevistas, pero más allá de éso, el 22 de abril de 1996, la muerte nos deja sin la profunda simplicidad de su pluma y sin la posibilidad de conocer a uno de mis más sentidos referentes, la noticia la escuché en la voz de Cristian Warnken, quien en ese entonces conducía el magnífico programa "Tan lejos, tan cerca"en Radio Concierto, espacio que acompañaba mis viajes a la Universidad desde los audífonos de mi personal stéreo. Nunca conocí personalmente a Teillier, sin embargo, una profunda desolación caló en mi conciencia al enterarme de su partida, el poeta fue el traductor de mis sueños y temores, poblando de imágenes forasteras mi paso entre el gran Valparaíso y este pueblo medio ciudad que es Limache. No fui a su funeral, intenté comunicarme infructuosamente con Cristina Wenke, su pareja, en épocas sin wi fi, redes sociales, ni acceso a celulares, no puedo anticipar como hubiese recibido las palabras de un joven desconocido de 20 años que lloraba la muerte de su compañero de vida en el Fundo el ingenio, el mismo que ahí entre La Ligua y Cabildo fue propiedad de los arrebatos de la Quintrala.
Tras 24 años de la muerte de Jorge Teillier, decidí visitar su tumba en el cementerio de La Ligua al final de un largo pasillo donde el sol y la falta de agua dejan ver la sequía en los cerros y en las marchitas flores de las tumbas. Solo vi a una persona en el cementerio que estaba en la entrada sentada y descalza , nadie vendía flores, no vi a nadie en la oficina de la administración y a pesar del calor, la tumba de Teillier parecía un breve oasis, no por la cantidad de flores, sino por las Buganvilias que sombreaban su retiro, como un amable gesto de reciprocidad para quienes asisten a visitar el lugar donde descansan sus restos. Un brindis con vino tinto alzando la copa en honor al poeta, un poema escrito hace unos años en semblanza a su paso por este mundo y la lectura cariñosa de algunos de mis versos favoritos recogidos de "Los dominios perdidos". Imposible dejar La Ligua y los pasos de Teillier sin almorzar antes en su restaurant favorito, "El Parrón", ahí donde bebió más de una copa conversada con los parroquianos del pueblo que compartían el vino y las historias de esquivas damiselas cortejadas bajo el otoño que humedecía las calles polvorientas de Lautaro o las mesas de "La Unión Chica". En "El Parrón" conocimos a Roberto, el hombre a cargo del Restaurant y de mantener viva la presencia de Teillier entre los parroquianos y comensales que quizás no conocen la obra del poeta, pero que saben de él como el personaje ilustre de quien hoy se habla tanto en bares como en academias y círculos intelectuales, porque "el Teillier" como le decía Roberto, "era una persona simple, sencilla, a veces de pocas palabras, pero muy observador, que rehuía de homenajes y grandilocuencias". Frente al mostrador del Restaurant, vigilada por la presencia permanente de "el gigante Roberto" (como le decía Teillier a su amigo de "El Parrón") está la mesa donde frecuentemente se sentaba el poeta y en la pared aledaña varias fotos enmarcadas de su paso por el restaurant donde se le ve conversando animado con vecinos de La Ligua. El "gigante" con mucha amabilidad e interés conversó largo y tendido sobre el poeta, (de quien se refirió "como la persona más bella que había conocido"), hablamos sobre los conflictos ambientales de una zona que sabe del saqueo de la agroindustria que derivó en una cruda sequía, de los desafíos de Chile en pleno proceso Constituyente y sobre la esperanza que deben construir los jóvenes de hoy para un país más justo en ese futuro del cual a pesar de la nostalgia permanente que vive en los versos de Jorge Teillier era visto con optimismo por el poeta. La aldea sigue viva en la ruta de Teillier, encontrarme caminando sus últimos pasos fue un viaje inesperado a los lares resguardados en lo más profundo y atesorado de nuestra memoria colectiva, a pesar de los automóviles, los celulares, el wi fi, el aspiracionismo y los Mall.