sábado, 16 de mayo de 2020

¿CULTURA VÍA STREAMING O EL APAGÓN A TRAVÉS DE UNA PANTALLA?



La necesidad de confinarnos, esa odiosa restricción que abruptamente alteró nuestras costumbres cotidianas se transformó en un escenario social, cultural, económico frente al cual no estábamos preparados. El temor a estar expuestos al contagio nos distanció de los espacios comunes donde habitualmente nos reuníamos. El mundo de la cultura, sostenido por creadores, recopiladores, intérpretes y muchos otros ligados a la gestión y producción, hoy está enfrentando una crisis que junto con pegar sus peores coletazos (sobre todo en términos económicos) ha brindado nuevas oportunidades, claro está, como forma de mitigar el daño producido. Las plataformas de internet vía Streaming han cambiado el telón y las luces por las frías pantallas de un PC. El acceso a nuevas tecnologías ha permitido por ejemplo, que muchos músicos puedan hacer registro de sus interpretaciones a través de un celular o presentar su trabajo creativo a través de videos elaborados con sencillas aplicaciones o programas de edición cada vez más al acceso del usuario promedio. Así mismo, se abren espacios de exhibición en salas de arte virtual, obras de teatro, conciertos de destacados artistas que liberan su trabajo a través de Youtube, bibliotecas que ofrecen descarga gratuita de su catálogo, no obstante, a pesar del amplio acceso a productos culturales antes inalcanzables, queda claro que los recursos disponibles comienzan a reiterar los formatos, porque reinventar la experiencia cultural lejos de la presencia real del espectador y la infraestructura adecuada para ella, no logra homologar las condiciones que por siempre han sido parte importante de todo esfuerzo creativo. En ese distanciamiento, la relación entre el actor cultural y el espectador virtual comienza a restringirse a la práctica del zapping, lejos del compromiso de presenciar una obra completa y muchas veces sin valorar los múltiples esfuerzos tras una presentación en tiempos de pandemia, la posibilidad de apagar el PC es lo que define el vínculo. En eso de entender el acceso a la cultura a partir de la gratuidad, todo un segmento de trabajadores del arte se ve gravemente perjudicado, para ellos el oficio creativo es un complemento a un sueldo o bien su principal sustento económico y las redes de internet ofrecen pocos instrumentos de protección que les permita cierta estabilidad, más aún, en el impredecible contexto de hoy. La cultura es dinámica, pero de a poco comienza a ponerse monótona, el espectador lejos de ser parte de las transformaciones culturales se visualiza así mismo como una cobaya dentro de una jaula y el creador surge como catalizador de las nuevas neurosis colectivas, incluidas las suyas. Quizás un nuevo apagón cultural está en ciernes, el que quizás llegó mucho antes para aquellos que carecen de conectividad o no poseen alguna pantalla portátil para ver los últimos Streaming de la jornada. Por lo pronto el acceso a algunos bienes culturales sigue siendo  testimonio de la profunda inequidad que vive este país.

Esta columna fue publicada por el periódico El Observador en su edición del día viernes 15 de Mayo 2020


Joel González Vega
Profesor de Artes Musicales,
Poeta, Música de Al Otro Pueblo,
Activista Socio ambiental.



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