En la actualidad se estima que unas nueve millones de
personas han muerto en el planeta en los últimos años por causas derivadas de la
contaminación ambiental, es decir, tres veces más que las muertes provocadas
por el sida, la tuberculosis y la malaria juntos, así se evidencia en el
resumen ejecutivo del Informe de la revista británica “The Lancet”, estudio
científico que tuvo gran impacto en la comunidad médica y en la prensa
internacional ya que por primera vez se explicita la necesidad de entender los
conflictos medio ambientales como una prioridad de salud pública. Considerando
lo anterior es que el Departamento de Derechos Humanos del Colegio Médico de la
5ª región, organizó el ciclo “Salud y Vida” con la finalidad de convocar a diversos
actores sociales involucrados en conflictos ambientales, así como a
representantes de las comunidades que han debido convivir con el daño (muchas
veces irreparable) provocado por la contaminación. En la ocasión fui invitado a
exponer sobre los perjuicios generados por el uso de plaguicidas químicos y
respecto a los proyectos energéticos que pretenden instalarse en la zona,
también expusieron Hernán Ramírez asesor de Comunidades por derecho a la vida y
María Teresa Almarza en representación de mujeres de zona de sacrificio. Los pescadores
de la zona de Puchuncaví y Quintero
compartieron algunos de sus dramáticos testimonios como víctimas
invisibilizadas de este modelo de desarrollo. Sin lugar a dudas que el cáncer,
las enfermedades cardio respiratorias, los problemas neurológicos, las mal
formaciones congénitas o los abortos espontáneos son solo algunas de las
consecuencias de la sobre explotación de nuestro planeta como pilar fundamental
del “progreso económico”. Cuando el Ministro de energía niega la existencia
de “zonas de sacrificio” lo hace a
sabiendas de que si hay algún mea culpa por parte del Gobierno, el Estado se
convierte inmediatamente en cómplice del deterioro intencionado a nuestra
calidad de vida. Hoy la contaminación mata más que la guerra, el terrorismo, el
hambre, los desastres naturales y el Sida, siendo en total la responsable de un
16% del total de las muertes anuales. Tras este encuentro quedamos con la
positiva sensación de estar frente a una nueva generación de médicos que buscan
involucrarse y apoyar a las comunidades, las que por lo general no son
consideradas en cuanto a la reparación y a la restauración de su vida y su
medio ambiente.
Joel González
Dirigente Ecologista
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